dimecres, 22 de desembre del 2010

New York 2010

7 Nov 2010- 9h40 , en la entrada del puente Verrazano, Staten Island, New York. Después de 3 horas de espera , con 3 ºC y ventisca, está a punto de empezar mi sueño americano. Y el de otros 45000 maratonianos. Suena por los altavoces “ New York, New York” de Sinatra, y me encuentro en el puente, 3 primeros km alucinantes, llenos de emoción, con la piel de gallina. Ya no sé para donde mirar: los helicópteros que sobrevuelan la salida, la postal de Manhattan , la estatua de la Libertad , Brooklyn.



El sueño empezó a materializarse en marzo, después de la maratón de Barcelona. Como lo ha dicho Haile Gebrselassie en la web “ uno no puede decir que es maratoniano si no ha corrido en Nueva York”. Así que después de Barcelona ( 6 veces) y Berlín ( 2 veces), ahí voy. Ahora o nunca , porque un maratón es demasiado exigente para pensar que seguiré teniendo la misma motivación mucho más tiempo. Después de consultar rápidamente la web, las condiciones de inscripción y plazos muy cortos , no tengo dudas: opto por lo más fácil y seguro , compro un paquete en Viajes Iberia y adelante. Mejor no pensar en la cuenta corriente.


La espera hasta noviembre no se hace muy larga. La preparación ha ido muy bien y tengo buenas sensaciones después de la media de Sant Cugat. Aunque ya me he mentalizado que no voy para batir ninguna marca. El recorrido no es el idóneo según lo que he leído, y se suele contar unos 10 min más que en una carrera plana tipo Barcelona . Además es mi primer viaje a Estados Unidos, y no quiero llegar a los límites físicos de mis 2 últimas carreras y tener que probar su fantástico sistema privado de sanidad. Si que estoy un poco acongojado !

Llego a Nueva York el jueves por la noche, después de un vuelo sin problemas. El avión estaba lleno de corredores españoles, italianos , franceses, viajando en grupo. De El Prat a Barajas coincidimos con Chema Martinez . La gran mayoría estamos alojados en los hoteles de Manhattan.

El viernes ya estamos despiertos a las 6h de la mañana, por eso del cambio de hora.. Digo estamos porque he viajado con un compañero de entrenamiento, Carlos, para quién será su tercer maratón. Con mucho tiempo por delante, vamos hasta Central Park , calentar unos 30 min y reconocer el recorrido de los últimos 5 km de la carrera. Parece que todos tenemos el mismo programa, y nos encontramos con cientos de corredores, por grupos de nacionalidades. Los vencedores son sin ninguna duda los holandeses, todos de naranja como en cualquier evento internacional que se precie . Los italianos tampoco pasan desapercibidos.
El resto del día lo dedicamos a recoger los dorsales, la feria del corredor y visitar la ciudad. Es mi primera vista a Nueva York, y a pesar del recelo inicial, estoy rápidamente impresionado. Tengo la impresión de estar del otro lado de la pantalla, dentro de la película, todo es familiar, suena a ya visto, pero no deja de sorprender.


Es sábado. Se cumplen las previsiones y amanece un día muy frío y con viento. A las 9h estamos delante la ONU , de donde sale la “ International Friendship Run” , un recorrido de 4 km organizado para los corredores internacional.


Es una ocasión única de poder correr por el centro de Manhattan, la calle 42 , la 6 º avenida, y llegada a Central Park en la meta del maratón. El recorrido de domingo es muy distinto y no pasa por el centro de la ciudad. Nos cruzamos con caras conocidas : Abraham Olano (ciclista reconvertido a maratoniano) , Martin Fiz ( mañana hará 2h35) , Anne Igartiburu la presentadora TV ( 5h16), Iñaki Urdangarin (3h55).




Domingo 7. La organización nos ha citado a las 6 h de la mañana en la Public Library. Cientos de autobuses están en línea, en una organización casi militar, para trasladar unos 25000 atletas hasta la salida a unos 40 km. Los otros irán en Ferry. Empieza el espectáculo !
Los voluntarios nos reciben con efusión : “ Welcome”, “ Enjoy the race”, y no van a parar hasta la meta, durante los 26,2 miles del recorrido. . Es sin duda lo más extraordinario de esta experiencia: el público y los voluntarios. Esto es América !




A las 7h estamos en Staten Island, en lo que puede parecerse a una base militar. Todavía quedan 2h40 para la salida para los más afortunados., y una hora más para los últimos. Cada uno se protege del frío como puede ( hace 3 ºC), deambulando por las base con mantas, plásticos o tumbados en el suelo.. La zona se convierte en algo parecido a un campo de refugiados.



Frank Sinatra : “ New York, New York”. Todavía con la emoción del Puente Verrazzano, intento encontrar el ritmo correcto ( 4:30) , concentrarme en la respiración , los pasos. Imposible. Desembocamos en Brooklyn, en el medio de miles de espectadores animando, co gritos, pancartas, grupos de música, familias enteras. ¡ que espectáculo! Voy demasiado rápido (4:15), pero imposible reducir el ritmo. Hay tanto para mirar, tanta emoción. Estamos en los barrios populares de Brooklyn, mayoría negra e hispano. Las 3 salidas escalonadas y las enormes avenidas diluyen el flujo de corredores y se corre muy as gusto, muy cómodo.

Nos acercamos al km 16. Silencio. No se oye nada, los espectadores han desaparecido. Acabamos de entrar en el barrio judío ortodoxo , en la comunidad hassidic, habitualmente muy cerrada. . Otro mundo. Es un día laboral, muy poca gente en las aceras, ninguna actividad comercial. Las pocas mujeres con largos vestidos grises y niños que cruzamos no se atreven a mirar los corredores. Los hombres, con largas gabardinas negras y la cabeza cubierta, se esfuerzan para no interrumpir sus conversaciones, se molestan porque no pueden cruzar la calle. …

2 km más, y de nuevo los gritos de animación, hemos cambiado de barrio.

Alcanzamos la media maratón. Se acaba Brooklyn y entramos en Queens. Es fácil darse cuenta. Cada cambio de zona ( Borough) se hace a través de un puente. Y menudos puentes ! Son tan largos que tienen el perfil de un arco : una subida prolongada y pronunciada durante la primera mitad y luego bajada. Perfecto para romper el ritmo. Queens es la parte menos espectacular del recorrido, con casas adosadas clásicas de cualquier país anglosajón. Pero acaba con una vista impresionante sobre el centro de Manhattan y 3 rascacielos emblemáticos : Empire State, Chrysler y Bank of America.



Cruzamos el Queensborough bridge para entrar en Manhattan y recorrer la 1ª avenida hasta el Bronx. En los 3 kms que de puente estamos aislados del exterior, como en un túnel. Pero antes de llegar al final ya se oyen las aclamaciones del público. Iniciamos el recorrido de la 1ª avenida, donde se han juntado todos los espectadores internacionales, cuando hasta ahora habíamos visto más bien un público americano.



A pesar del público más numeroso que nunca los 5 km en línea recta se hacen eternos, monótonos, me parece que nunca se van acabar . Bienvenido a la realidad del maratón, se acabó la visita turística y toca aguantar, superar el muro, el socavón o como se quiera llamar. Mi ritmo pasa de 4:30 a 4:40 hasta 4:50, pero no me preocupa. El objetivo de hoy es otro. La entrada en el Bronx por el último puente me anima. Pisar una zona emblemática, que jamás hubiera visitado en condiciones normales es un estimulo, sin duda. El recorrido por el Bronx es testimonial, poco más de 2 km, pero emocionante.

De regreso a Manhattan , atravesamos Harlem para llegar a Central park. Faltan todavía 8 km. El publico sigue siendo extraordinario. Donde no llega la organización , que ha limitado a lo mas insignificante los avituallamientos en comida (¿ será cierto el estereotipo de que en el sueño americano, todo se tiene que pagar ?) , están los espectadores, ofreciéndonos de todo: naranjas, barras de cereales, vaselina, …
Los últimos 5 km por dentro de Central Park son una sucesión de toboganes hasta la meta. Ya iba preparado mentalmente y mi única preocupación es no tropezar , levantar los pies y controlar las bajadas realmente muy peligrosas por sus cambios de ritmo y el cansancio. Desde Harlem ya no miro para nada, ya conozco la zona de los días anteriores , y solo quiero llegar.
3:18:30. Ya tengo mi medalla. Sueño cumplido.